Buenas noches. Soy Adama.
Me dirijo a ustedes en esta ocasión para hablarles de la fuerza interior.
El ser humano, desde antiguo, siente la necesidad de ser amado. Pero el Amor es algo muy diferente a lo que el hombre se imagina e idealiza. El amor que muchos de ustedes buscan de manos de otra persona es una amor ficticio, una más de Las falacias con Las que se dejan engañar en su realidad terrenal.
El verdadero Amor parte de uno mismo. Primero, hacia sí mismo, y luego, hacia Los demás. No tiene sentido afirmar que se está de acuerdo con esta afirmación y luego dejarla caer en el olvido. El amor a uno mismo debe ponerse en práctica. ¿Cómo?, me preguntarán ustedes, y yo les respondo: desde el principio.
Comiencen por aquello que les resulte más fácil. Den pequeños pasos si lo consideran necesario, pero avancen. Avancen por el camino del amor y del perdón a sí mismos. Sientan en sus corazones la magia de ser Uno con el universo, de ser importantes para El Todo, y siéntanse importantes para ustedes mismos. SIÉNTANSE IMPORTANTES PARA USTEDES MISMOS. Y tómense esta certeza como un regalo, un auténtico regalo que les ayudará a sanar cualquier herida. Las heridas que sana el amor hacia uno mismo nunca vuelven a abrirse.
Ámense pues, permítanse, libérense de aquello que les oprime. Aquello que les oprime suele partir, en muchas ocasiones, de ustedes mismos. Identifiquen la fuente de sus temores. Dense cuenta de que allá donde encuentran temor hay una resistencia a ser amados. No se resistan a ser amados en todos Los momentos de su vida. No se resistan a la energía que Los unifica y Los conecta con el universo. Siéntanse amados. SIÉNTANSE AMADOS.
Cuando se aman a sí mismos todo fluye. Cuando son capaces de recibir su propio amor, Las piezas del puzzle que compone su vida comienzan a ordenarse.
Siéntanse capaces de recibir amor. No hay nada más importante que recibir. No hay nada más gratificante. Todo lo demás es postergable. Amarse a uno mismo no es postergable.
¿Por qué es tan importante?, me preguntarán, y yo les contesto: porque, sin amor a uno mismo, no hay nada. Ninguna base sólida puede construirse en ausencia del amor a uno mismo.
Si ustedes no se aman a sí mismos, ¿cómo van a entregar amor a otros?, ¿qué les entregarían? Yo les respondo: les entregarían exactamente aquello que ustedes mismos no consideran importante; aquello que ustedes no son capaces de amar. ¿Se Dan cuenta de la distorsión?
Sólo puede amar a otro realmente aquel que puede amarse a sí mismo por completo y sin reservas. Se AMA a sí mismo y se comparte, porque se considera valioso e importante. Y porque considera al otro igualmente valioso e importante.
La fuerza interior llega hasta sus corazones en el momento en que ustedes son capaces de alcanzar este amor hacia su propia persona. En el momento en que sus prioridades se convierten en lo más importante. Cuando reconocen la voz que parte del fondo de sus corazones y deciden hacer caso a su llamada.
No actúen más llevados por impulsos mecánicos ni autoimpuestos. No se impongan nada. SIENTAN. Sientan en el fondo de sus corazones qué es lo que necesita y desea realmente su alma, qué pide su ser. Y háganle caso. Háganle caso.
No antepongan Las necesidades de nadie a Las suyas propias. No cometan ese tremendo acto de desamor a ustedes mismos.
El amor a sí mismos es la clave de su aprendizaje, el que les permitirá conocerse y darse a conocer a otros.
No menosprecien el valor de su propio mensaje. Recuperen sus voces. Confíen en ustedes mismos como seres de puro amor, de esencia divina, como ángeles. Siéntanse parte del todo, Uno con el universo. Siéntanse merecedores, importantes por el mero hecho de ser, de existir. Siéntanse unidos a la Fuente y, como tal, siéntanse puro Amor encarnado.
Únicamente a partir de esta base puede desarrollarse el verdadero crecimiento hacia el que el ser humano se dirige. El ser humano camina de vuelta hacia sí mismo. Y yo les digo: camina de vuelta hacia la confianza en su propia valía.
Quédense con esta idea: si el Amor es el pegamento que todo lo une, ¿cómo van ustedes a caminar unidos sin sentir primero ese Amor hacia sí mismos?
Me dirijo a ustedes en esta ocasión para hablarles de la fuerza interior.
El ser humano, desde antiguo, siente la necesidad de ser amado. Pero el Amor es algo muy diferente a lo que el hombre se imagina e idealiza. El amor que muchos de ustedes buscan de manos de otra persona es una amor ficticio, una más de Las falacias con Las que se dejan engañar en su realidad terrenal.
El verdadero Amor parte de uno mismo. Primero, hacia sí mismo, y luego, hacia Los demás. No tiene sentido afirmar que se está de acuerdo con esta afirmación y luego dejarla caer en el olvido. El amor a uno mismo debe ponerse en práctica. ¿Cómo?, me preguntarán ustedes, y yo les respondo: desde el principio.
Comiencen por aquello que les resulte más fácil. Den pequeños pasos si lo consideran necesario, pero avancen. Avancen por el camino del amor y del perdón a sí mismos. Sientan en sus corazones la magia de ser Uno con el universo, de ser importantes para El Todo, y siéntanse importantes para ustedes mismos. SIÉNTANSE IMPORTANTES PARA USTEDES MISMOS. Y tómense esta certeza como un regalo, un auténtico regalo que les ayudará a sanar cualquier herida. Las heridas que sana el amor hacia uno mismo nunca vuelven a abrirse.
Ámense pues, permítanse, libérense de aquello que les oprime. Aquello que les oprime suele partir, en muchas ocasiones, de ustedes mismos. Identifiquen la fuente de sus temores. Dense cuenta de que allá donde encuentran temor hay una resistencia a ser amados. No se resistan a ser amados en todos Los momentos de su vida. No se resistan a la energía que Los unifica y Los conecta con el universo. Siéntanse amados. SIÉNTANSE AMADOS.
Cuando se aman a sí mismos todo fluye. Cuando son capaces de recibir su propio amor, Las piezas del puzzle que compone su vida comienzan a ordenarse.
Siéntanse capaces de recibir amor. No hay nada más importante que recibir. No hay nada más gratificante. Todo lo demás es postergable. Amarse a uno mismo no es postergable.
¿Por qué es tan importante?, me preguntarán, y yo les contesto: porque, sin amor a uno mismo, no hay nada. Ninguna base sólida puede construirse en ausencia del amor a uno mismo.
Si ustedes no se aman a sí mismos, ¿cómo van a entregar amor a otros?, ¿qué les entregarían? Yo les respondo: les entregarían exactamente aquello que ustedes mismos no consideran importante; aquello que ustedes no son capaces de amar. ¿Se Dan cuenta de la distorsión?
Sólo puede amar a otro realmente aquel que puede amarse a sí mismo por completo y sin reservas. Se AMA a sí mismo y se comparte, porque se considera valioso e importante. Y porque considera al otro igualmente valioso e importante.
La fuerza interior llega hasta sus corazones en el momento en que ustedes son capaces de alcanzar este amor hacia su propia persona. En el momento en que sus prioridades se convierten en lo más importante. Cuando reconocen la voz que parte del fondo de sus corazones y deciden hacer caso a su llamada.
No actúen más llevados por impulsos mecánicos ni autoimpuestos. No se impongan nada. SIENTAN. Sientan en el fondo de sus corazones qué es lo que necesita y desea realmente su alma, qué pide su ser. Y háganle caso. Háganle caso.
No antepongan Las necesidades de nadie a Las suyas propias. No cometan ese tremendo acto de desamor a ustedes mismos.
El amor a sí mismos es la clave de su aprendizaje, el que les permitirá conocerse y darse a conocer a otros.
No menosprecien el valor de su propio mensaje. Recuperen sus voces. Confíen en ustedes mismos como seres de puro amor, de esencia divina, como ángeles. Siéntanse parte del todo, Uno con el universo. Siéntanse merecedores, importantes por el mero hecho de ser, de existir. Siéntanse unidos a la Fuente y, como tal, siéntanse puro Amor encarnado.
Únicamente a partir de esta base puede desarrollarse el verdadero crecimiento hacia el que el ser humano se dirige. El ser humano camina de vuelta hacia sí mismo. Y yo les digo: camina de vuelta hacia la confianza en su propia valía.
Quédense con esta idea: si el Amor es el pegamento que todo lo une, ¿cómo van ustedes a caminar unidos sin sentir primero ese Amor hacia sí mismos?